Cómo la revolución tecnológica avanza en la vivienda
Las nuevas aplicaciones automatizan tareas como los sistemas de iluminación, climatización o apagado y encendido de aparatos para ganar eficiencia, reducir costes y contribuir en sostenibilidad.
En los últimos años, el sector residencial ha vivido una revolución en cuanto a domótica, especialmente de la mano de los dispositivos IoT (Internet de las cosas, por sus siglas en inglés) que hacen de la vivienda un entorno “inteligente”.
Quizá lo que más ha impulsado la conectividad entre diferentes dispositivos ha sido la popularización de los asistentes de voz (Alexa, Google Assistant, Siri, etc.) que, mediante dispositivos concretos, sirven de hub de control de otros dispositivos conectados.
Pero una smart home es mucho más que una colección de dispositivos de IoT. Para que una vivienda pueda considerarse smart debe contar con herramientas que permitan adaptar los horarios en función de rutinas, cambiar la climatización en función de las diferentes necesidades u optimizar la energía en función de las horas.
También hay otro driver importante en el avance de la tecnología en el sector: el smart building o las soluciones adaptadas no sólo a la vivienda, sino a todo el activo. Desde el control y reserva de acceso al aparcamiento o los diferentes lugares comunes, el encendido y apagado de los sistemas de iluminación, los consumos de suministros o la captación de información útil para la administración.
Estas soluciones están experimentando un notable auge en el sector residencial, aunque su instalación y operativa aún está muy atomizada, con lo que ya están surgiendo compañías que se dedican a unificar las distintas aplicaciones con el objetivo de dotar de mayor eficiencia a los procesos y hacer más sencillo el acceso y gestión de estos, lo que puede provocar el gran salto adelante de la implantación de la tecnología en todo el sector residencial.
Pero parte de que este futuro de la tecnología en la vivienda sea brillante también dependerá de cómo el sector va superando otros retos que se le plantean, como los relacionados con la privacidad o las capacidades tecnológicas de los usuarios.
Otro punto recae en las reticencias que puedan presentar los dispositivos y aplicaciones en materia de seguridad y privacidad, con relación a asuntos sensibles que tienen que ver con la protección de datos de los individuos, y con la ética, que en ocasiones puede diferir según el origen de los distribuidores y las leyes aplicables en cada país o región.
Fuente: Eje Prime.
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