Una casa en medio del bosque donde conectar con la naturaleza
Con madera y hormigón como materiales esenciales, un equipo de arquitectura ha dado vida a esta casa integrada en el paisaje del estado de Washington. Sus grandes ventanales conectan el espacio con la naturaleza circundante
El corazón del valle del río Methow, al norte de la cordillera de las Cascadas, en el estado de Washington (Estados Unidos), fue el lugar elegido para Tinyleaf, una pequeña cabaña que brinda a los huéspedes acceso a disfrutar en plena naturaleza. Es el escenario idílico en el que practicar actividades que van desde el ciclismo de montaña pasando senderismo en los meses más cálidos del año hasta esquí de fondo en el invierno.
El estudio de arquitectura GO’C, con sede en Seattle, ha diseñado esta pequeña construcción que invita a una inmersión total en la naturaleza. “Las espectaculares vistas del enclave y la oportunidad de disfrutar el espacio durante todo el año atrajeron a nuestro cliente a esta región”, indican desde el estudio que adaptó el proyecto a la topografía y a los drásticos cambios de estación de esta zona del país.
Perdida en la inmensidad de la naturaleza
La sencilla estructura de hormigón está construida en la ladera y al interior se accede a través de una puerta corredera de cristal que conserva las vistas. Nada más entrar se puede contemplar toda la distribución de la cabaña, en la que se ha maximizado la conexión con el exterior para ampliar la superficie habitable durante los meses intermedios.
Luz a raudales
Para que la luz natural bañe toda la estancia, los arquitectos han ideado un tragaluz lineal que permite que los rayos solares se filtren en la parte trasera de la cabaña. De esta manera, completa la iluminación que entra a través de las puertas correderas de cristal y las ventanas laterales de la construcción. El techo plano proporciona un espacio adicional y retiene la nieve en invierno para mejorar la masa térmica. Los muros exteriores de hormigón moldeados in situ permiten a Tinyleaf integrarse en la topografía natural del lugar.
La base, de hormigón
Los muros de hormigón capturan tonos de las rocas que emergen de la ladera donde se encuentra la cabaña. “El deseo de los propietarios era que la cabaña envejeciera con gracia y pareciera que siempre había sido parte del lugar, tanto en las meses secos de verano como con las nieves del invierno”, dicen desde el estudio.
Acero y madera
Los arquitectos apostaron por elegir una paleta ideada para cambiar y crecer con el paisaje. Los paneles de revestimiento y el toldo de acero envejecen en conexión con la naturaleza y, además, son resistentes ante las variaciones climáticas de la zona.
Como en un barco
Vestidos con hormigón y madera, los interiores se asemejan a la cabina de un barco, donde todo está bien aprovechado. También en la cabaña cada espacio disponible se maximiza gracias a los armarios empotrados inteligentes y soluciones de almacenamiento ocultas.
Por ejemplo, volúmenes de almacenamiento compartidos hacen de elementos divisorios entre la cocina, el baño y el dormitorio, y las paredes engrosadas están hábilmente equipadas con paneles laterales extraíbles que actúan como despensa de cocina o armarios de servicios públicos. También hay una estantería junto a la cabecera de la cama que crea un pequeño rincón de lectura.
Sin aderezos
Deliberadamente reducido a lo esencial para dejar que la naturaleza ocupe un lugar central, Tinyleaf es un pequeño espacio que cautiva sin necesidad de ornamentos. Es un canto a lo básico y lo esencial.
Fuente: El Mueble.
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