Una casa prefabricada escondida en un bosque chileno
Con 45 m2 y un lado completamente vidriado, esta casa prefabricada se camufla con su entorno y se convierte en el refugio perfecto para pasar unos días inmerso en la naturaleza.
Ubicada en el sector norte de la comuna de Valdivia, Región de los Rios, Chile, esta casa prefabricada parece perderse entre la vegetación circundante.
Diseñada como anexo a la casa principal del predio, tiene un total de 45 m2 y un lado completamente vidriado. Una belleza.
Así se diseñó esta casa prefabricada
El refugio se ubica específicamente en un sector con pendiente dentro del predio, ganando una altura a través de pilotes que busca vistas panorámicas del sector, específicamente hacia en dirección Oeste, donde se encuentra el Rio Calle-Calle.
Y precisamente por esa razón es que una de las caras del proyecto es completamente vidriada, logrando así un “roce” entre el interior doméstico y el exterior boscoso.
Desde el exterior, las otras caras de la casa son sólidas, mono-materiales y oscuras.
Tienen pequeñas aberturas indispensables, como en cocina y baño, pero continúan proponiendo una volumetría mayoritariamente hermética.
Por otro lado, la inclinada cubierta produce una buena reacción frente las fuertes precipitaciones locales y genera una altura en la fachada Este de cinco metros, la cual sugiere la existencia de un espacio de nivel intermedio que forma parte del origen del proyecto: “la mezzanina”.
Y es que si bien la propuesta desarrolla el habitáculo como modelo arquitectónico principal, el encargo planteaba un espacio de privacidad intermedia donde se lograra incorporar a un segundo usuario intermitente.
Por lo tanto, se planteó la siguiente pregunta: ¿cómo adherir un espacio semi privado en un espacio fundamentalmente monoambiente, como lo es esta mini casa?
La respuesta trajo un lugar en altura al interior de la vivienda, una mezzanina que además de subsanar la necesidad planteada, podía funcionar como un espacio de almacenaje, de cualidades decorativas o simplemente como un estar.
Ese espacio intermedio invitó a conceptualizar una batería programática en su parte inferior, que acopló y sintetizó los usos más privados de la domesticidad: el baño, un walking closet, el hall de entrada y una zona con artefactos de cocina, liberando todo el resto para una gran planta libre continua.
La mezzanina funciona como un espacio habitable de 1,4mts de altura (en pendiente) y su relativa indefinición permite grandes posibilidades de uso.
A ella se accede desde una escalera gatera justo en el cubículo de acceso, el cual también forma parte de la batería de programas.
Finalmente se logran dos espacios abiertos con una relación de privacidad graduada.
Una suerte de gran peldaño habitable con dos niveles que apuntan a la fuga visual principal del volumen.
Fuente: Para Ti.
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