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Brutalismo, el estilo que revolucionó la arquitectura contemporánea

Funcional, macizo y sin ornamentos: con sus arquitecturas de cemento a vista, el brutalismo se ha convertido en un estilo icónico del siglo XX.

El brutalismo es un estilo arquitectónico que emergió a mediados del siglo XX. Caracterizado por su enfoque en la funcionalidad y la honestidad material, utiliza de manera predominante el hormigón a vista y los diseños de apariencia sólida. Gracias a la película “The brutalist”, dirigida en 2024 por Brady Corbet, las arquitecturas brutalistas han vuelto a suscitar interés.

Sinceridad material y proyectual

El brutalismo es una corriente arquitectónica que se distingue por su enfoque en la honestidad material y estructural. En sus inicios, buscaba reflejar una estética de funcionalidad y simplicidad. De hecho, surgió como una reacción contra los estilos arquitectónicos más ornamentados.

Aunque suele asociarse con el uso del hormigón expuesto, el brutalismo también emplea otros materiales industriales. Estos materiales se integran de forma directa y visible en la estructura y los servicios del edificio.

Le Corbusier. Fuente: Joop van Bilsen para Anef/ Wikimedia

Brutalismo: el origen de su nombre

El término “brutalismo” deriva del francés “béton brut”, que significa “hormigón en bruto”. Lo popularizó el arquitecto suizo Le Corbusier.

Una tendencia postbélica

Desde el punto de vista cronológico, el brutalismo ganó prominencia en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La necesidad de reconstruir con rapidez las ciudades arrasadas, así como la búsqueda de soluciones arquitectónicas económicas y funcionales, permitieron que esta corriente arquitectónica floreciese.

Aunque tuvo una presencia significativa en Europa, sobre todo en Reino Unido y Francia, el brutalismo también se abrió paso en Norteamérica, Asia y América Latina. Su capacidad de adaptarse a diversos contextos culturales y climáticos le ganó una notable popularidad. De hecho, incluso existen ejemplos notables de esta tendencia en España.

Diseño característico de un edificio brutalista. Fuente: Pixabay

Características principales del brutalismo

Los materiales

El brutalismo se asocia al uso extensivo de hormigón en bruto. A menudo, incluso muestra las texturas de las cimbras de madera utilizadas en el encofrado. También se emplean ladrillo, acero y vidrio de manera funcional y sin adornos.

El diseño

Otra característica representativa se encuentra en el predominio de las formas geométricas audaces y repetitivas. El brutalismo opta por modelos arquitectónicos de apariencia monolítica y monumental. Las estructuras suelen ser macizas, con voladizos pronunciados y un claro interés por mostrar la funcionalidad interna del edificio.

Los objetivos arquitectónicos

Las construcciones brutalistas buscan la honestidad estructural y material. Por ello, se elimina todo ornamento superfluo que no tenga una función más allá de lo decorativo. Se busca una estética que refleje la función del edificio y los elementos constructivos, de manera que se promueva una conexión directa entre la forma y la función.

Geisel Library, Universidad de California. Fuente: Ben Lunsford/Wikimedia

Fases del brutalismo

El brutalismo temprano (década de 1950)

Influenciado por Le Corbusier y su Unité d’Habitation en Marsella (1952), esta fase se caracteriza por la experimentación con el hormigón en bruto y la búsqueda de soluciones habitacionales funcionales.

El brutalismo maduro (década de 1960)

En esta etapa, se desarrollan proyectos más ambiciosos y macizos. Un ejemplo es el Barbican Estate en Londres, que incorpora una mayor complejidad en el diseño y una integración de espacios públicos y privados.

Declive y crítica (a partir de la década de 1970)

A medida que el brutalismo se asociaba con los proyectos de vivienda pública y la construcción de edificios gubernamentales, aumentaron las críticas por su apariencia austera y, en algunos casos, por los problemas de mantenimiento que conllevaba. Esto no solo produjo un declive en su popularidad, sino que también propició la demolición o remodelación de algunas estructuras emblemáticas.

El brutalismo en la URSS

Una arquitectura asociada al proyecto político comunista

En la Unión Soviética, el brutalismo se desarrolló en paralelo con las tendencias internacionales, pero con características distintivas que reflejaban el contexto político y social del país. La arquitectura brutalista soviética se caracteriza por su colosalismo y su enfoque en la funcionalidad. En este caso, el hormigón expuesto sigue siendo el material de construcción principal.

A diferencia del brutalismo en Europa Occidental y Norteamérica, donde el movimiento tenía una base teórica de honestidad estructural y funcionalismo, en la URSS se convirtió en un vehículo para expresar el poder total del Estado y la modernización socialista. Muchos edificios brutalistas soviéticos se utilizaron para albergar infraestructuras gubernamentales, universidades, bloques de viviendas y centros culturales.

Bloques de viviendas

Uno de los factores clave del brutalismo soviético fue su aplicación en la construcción de viviendas masivas. Durante la segunda mitad del siglo XX, el gobierno soviético implementó proyectos de vivienda social a gran escala conocidos como mikrorayons o microdistritos.

Estos conjuntos habitacionales consistían en grandes bloques de apartamentos prefabricados, diseñados con eficiencia y rapidez para albergar a miles de ciudadanos. Si bien no todos los mikrorayon” eran puramente brutalistas, compartían la estética de la funcionalidad y el uso masivo del hormigón.

Caída del brutalismo

El brutalismo en la URSS tuvo su auge en las décadas de 1960 y 1970, pero con el colapso del bloque soviético en los años 90, muchas de estas estructuras se abandonaron, demolieron o remodelaron. No obstante, algunos edificios brutalistas se han restaurado y protegido como parte del patrimonio arquitectónico reciente.

Microdistrito de Gldani en Tbilisi. Georgia. Fuente: Paata Vardanashvili/Wikimedia

Críticas y legado del brutalismo

Un estilo opresivo

A pesar de su impacto en la arquitectura del siglo XX, el brutalismo recibió críticas desde sus inicios. Muchas voces consideran que los edificios brutalistas son fríos, monótonos y poco acogedores. La apariencia maciza y el uso del hormigón en bruto contribuyeron a la percepción de que este estilo resultaba opresivo, sobre todo en el caso de los grandes proyectos de vivienda pública.

Decaimiento del hormigón

Otro problema común del este estilo es el deterioro del hormigón con el tiempo. Sin un mantenimiento adecuado, las estructuras brutalistas tienden a experimentar desgaste y a desarrollar manchas y grietas. En ciudades como Londres, Boston y Berlín, algunos de los edificios más icónicos se han derribado o remodelado para hacerlos más aceptables estéticamente.

Inspiración para el presente

No obstante, el brutalismo también tiene defensores apasionados. En los últimos años, ha habido un resurgimiento del interés en este estilo, con iniciativas para preservar y restaurar edificios brutalistas. Algunos consideran que el brutalismo representa una forma de arquitectura honesta y audaz, que rechaza la superficialidad en favor de la funcionalidad y la expresión estructural.

Además, la arquitectura contemporánea se ha inspirado en el brutalismo para diseñar edificios que incorporan sus principios esenciales, pero con materiales modernos y tecnologías avanzadas. En ciudades como Tokio y São Paulo, la estética brutalista ha influido en nuevos proyectos arquitectónicos que combinan el hormigón expuesto con el vidrio, el acero y los elementos sostenibles.

Fuente: Muy Interesante.

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