CURIOSIDADES

El curioso caso del hotel que se hizo hospital y ahora es panadería

Un emprendimiento que supo sortear los obstáculos ocasionados por la pandemia y pudo seguir adelante. Por un lado las habitaciones y, por el otro, un espacio para saborear ricos panificados.

¿Quién dijo que de las crisis no se aprende? Este es el caso de un hotel en Barcelona que debió mutar para poder sobrevivir a la  pandemia ocasionada por el nuevo coronavirus. En muchas partes del mundo, la crisis sanitaria puso a prueba toda la estructura empresarial y el tejido comercial de la ciudad.

Tan solo al caminar por el famoso barrio Born se percibe la cantidad de locales vacíos, a la venta o en alquiler. Según la Asociación de Comerciantes de La Ribera y el Born, desde marzo, el 25% de los establecimientos ha cerrado. Los que continúan al filo del abismo padecen un descenso de la facturación de entre el 40% y el 90%. La agonía de una zona de Barcelona que año a año fue dependiendo cada vez más del turismo, a la par que la trama vecinal iba decreciendo.

Flexibilidad, desafíos a corto plazo, re-diseño del espacio y adaptabilidad del equipo humano pueden ser las claves para resistir. 

A pesar de que la incertidumbre económica continúa hay locales en la ciudad que eligen seguir y hacerle frente. Ante una crisis que es el mayor reto global en varias décadas, ciertas tiendas logran salir fortalecidas, aquellas vinculadas a las necesidades sociales o ambientales.

Caso de recuperación

Praktik, es un hotel con una propuesta actual de co-living y panadería que se reinventó para sobrevivir, mientras espera que el turismo vuelva a ser lo que era en la ciudad catalana.

El primer hotel-panadería del mundo se llama Praktik Bakery. “Al llegar, pasas por el horno, luego el mostrador de productos, y al final está el check-in, antes de hacerlo ya ves parte del show”, relata Magaly Julien, la Hotel Manager. Precisamente, la palabra recepción está escrita en una tabla de madera de cocina, y el mostrador que recibe cada mañana cobra vida con facturas, masas, panes y pastelería. Entonces, el olorcito sube por las plantas y ese deseo de despertarse con pan de payés recién horneado después de dormir en un hotel de L’Eixample barcelonesa, es realidad.

Para subir a las habitaciones primero se pasa por la panadería del lobby, donde poder tentarse con un café recién hecho para llevar al cuarto.

El horno es el corazón de esta fabulosa intersección entre una panadería y un hotel. “Quisimos integrar el hotel con la población local, llegar a una simbiosis desde algo que todo el mundo consume -tenemos clientes que son vecinos- con lo que es el hotel y su público extranjero. Crear un espacio de intercambio donde, en una época normal, se sienta un viajero y al lado un catalán que viene a tomarse su café, conseguir ese mix y romper los paradigmas de que los hoteles son solo para turistas”, explica Julien Por eso dicen que este es el hotel más frecuentado por residentes en la ciudad. Y en esta situación inesperada, Praktik Bakery demostró que eso de vincularse con la comunidad es algo que de verdad le sale de adentro.

También hospital

En ese mismo espacio se montó un hospital en tres días. Magaly comparte que el 26 de marzo el edificio funcionó como hospital, en el momento que todo explotó. Fue largo el proceso hasta recibir por la puerta al primer paciente. Yo pensé: esta es mi casa, lo ha sido siempre, en las buenas y ahora también, los recibiré a todos”, se emociona mientras cuenta cómo fue la reacción del personal para seguir trabajando ya no con huéspedes sino con pacientes: “Hablé con todo mi equipo para que se sintieran libres, porque participar era una decisión muy personal, muy respetada. El 80% me dijo: ‘Si tú vas, vamos contigo’. Re-adaptamos todo para convertirnos en un hospital, con sus circuitos, improvisamos una cocina y diseñamos unas cajas para hacerles llegar el plato sin tener contacto”. Pusieron todo su conocimiento de hospitalidad a disposición.

Recibieron a 700 pacientes. “¡Hemos aprendido mucho de Hotel-Salud!, eso fue un master de lo que vendría después, algo que también brinda seguridad”. Para empezar, tenían a su personal capacitado en los nuevos protocolos antes de poder volver a ser hotel. Fueron pioneros por ayudar. “Cuando ya no fue necesario continuar como hospital, hicimos los procesos de desinfección y re-abrimos como hotel y panadería. Sabiendo que no iba a haber turistas, ¿qué íbamos a hacer para sobrevivir? Inventamos un co-living en un hotel: tenemos las habitaciones, hay mucha gente nómada que no se puede atar con un contrato tan rígido de alquiler, necesita flexibilidad y un techo. Hoy tenemos 43 habitaciones -más de la mitad del hotel- con alquiler de larga estancia que se renuevan mensualmente”, concluye Magaly.

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