ARQUITECTURA

La transformación de una fábrica de aceite en una casa brutalista

Luz y hormigón. Poco más necesita esta impresionante casa brutalista con jardín y alma industrial para coronarse como una de las mejores reformas del año.

 “Quiero una casa brutalista”. El gerente de una conocida empresa italiana de comercio electrónico de moda que compró esta antigua fábrica en Lucca, al noroeste de Italia, lo tenía claro: quería transformar el interior del edificio pero sin renunciar al alma industrial de la arquitectura original. La diseñadora Alessandra Bartali, arquitecta florentina y directora de arte con colaboraciones con varias marcas de moda, aceptó el reto del propietario.

“Lo que ahora es a todos los efectos una casa brutalista fue en su día una fábrica, donde el aceite usado de los molinos se transformaba en combustible para motores. Con el paso de los años esta actividad se interrumpió y el lugar fue ocupado por algunos escultores para trabajar en sus obras, los altos techos lo hacían ideal para crear obras de gran escala”, explica Bartali.

La renovación ha afectado a todo el edificio; por ejemplo, los techos originales de 10 metros de altura se han rebajado a 8,5 metros para dar al ambiente una escala más doméstica, sin sacrificar el techo abovedado del cobertizo original. “Conservamos y restauramos la chimenea exterior, en parte como homenaje al pasado del lugar y en parte porque acabamos haciendo con ella un horno de pizza, ¡que funciona perfectamente!”, revela la arquitecta.

En el interior hay dos grandes espacios. “En la zona de entrada, se ha mantenido un altillo existente y la zona de estar tiene doble altura. Todavía se puede apreciar una extraña viga diagonal en el techo, que hemos conservado —servía para mover, primero, los carritos con aceite y, luego, para colgar las esculturas. La pared con una gran ventana de ojo de buey es original”, detalla Bartali.

En total, la vivienda tiene 360 metros cuadrados en el interior y unos 100 en el exterior, donde hay un patio con gravilla, una tarima y una zona para comer al exterior. Un luminoso letrero de neón en el salón llama inmediatamente la atención: “Stay true”. ¿Obra de arte? “También es una creación nuestra; lo mandamos hacer a Neon Staccioli, una marca de rótulos luminosos desde los años 50 en Florencia”, dice la diseñadora y arquitecta.

La cocina se ha hecho a medida en hormigón armado visto con paneles de contrachapado de abedul. A continuación, se accede al doble volumen del salón, con unos muros de hormigón acristalado que protegen el altillo preexistente de hierro y cristal. El hormigón armado es la clave de todo el proyecto, en consonancia con el deseo del cliente de una casa brutalista. Los propios sofás son de este material, con mullidos cojines tapizados en pana marrón, mientras que la mesa de comedor es una obra a medida, con un tablero saliente de, nada menos, que 2,5 metros, también, por supuesto, de hormigón armado. “Hacer los sofás de hormigón también fue una solución funcional, para esconder los cables de instalaciones y servicios por su interior”, explica Bartali.

En la entreplanta están los dormitorios, el principal tiene un cuarto de baño en suite con ducha doble y una pared de cristal y hormigón. Una doble “X” en neón crea un inusual cabecero para la cama. Hay otra zona de estar en la planta baja, con dos rincones dedicados a una zona de estudio, y otra de televisión y juegos para los niños. Una hermosa escalera de roble cortado a sierra conduce al segundo altillo, esta vez construido desde cero, que da acceso a dos dormitorios.

“Muchos de los muebles, tanto fijos como móviles, están hechos a medida para la casa. Para respetar la idea de una casa brutalista y porque está en el espíritu de mi estudio, el diseñar elementos personalizados”, aclara Bartali.

Además de las piezas a medida, hay algunas elegidas de diseñadores clásicos, como una chaise longue de Baxter en la entrada; un radiador escultural de Antrax; y algunas lámparas de araña industriales. Para dar calidez a este interior crudo están las paletas beige, desde las maderas cálidas hasta los terciopelos marrones. Pero, por supuesto, es el horno de pizza la razón que hace que este hogar esté siempre lleno de invitados y familiares… ¡Y es que estamos en Italia!

Fuente: AD.

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