JARDINERÍA

Plantas estresadas, ¿cómo salvarlas? Y demás consejos

En esta ocasión vamos a hablar del estrés abiótico o medioambiental.

Queremos invitarte a conocer más sobre el mundo de las plantas, tus plantas. Y, por ello, hemos decidido escribir sobre un tema poco conocido y muy frecuente: el estrés en las plantas.

Si bien, hace un tiempo, lanzamos un artículo relacionado con este tema, lo compartimos en este link; ahora, queremos hablar sobre algunos factores que lo ocasionan. Lo haremos por partes y por tandas; para que la información no sea mucha y puedas usarla con responsabilidad.

Y, qué mejor que acudir a gente que sabe para hablar de temas tan sensibles. Es así que hemos acudido al conocimiento de Claudio Doratto, para que nos comparta su sabiduría al respecto y nos colabore en cuidar nuestros espacios verdes.

Repasando las publicaciones anteriores podemos nombrar factores como la temperatura, la luz, el agua, las características del suelo y los fenómenos atmosféricos (daños por granizo, el viento o la acumulación de nieve) que generan situaciones de estrés para las plantas.

Frente a un mismo elemento dos plantas diferentes reaccionarán de manera distinta. Un cactus a 35º C, 10% de humedad en el aire y pleno sol superará el momento mejor que un ficus en el mismo lugar.

También podemos hacer el ejercicio mental de ver cómo prosperaría ese mismo cactus en un clima muy húmedo como Londres.

“Es por ello que siempre recomiendo elegir bien las plantas para cada sector”.

La frase que repito es que “hay un lugar para cada planta y una planta para cada lugar” porque muchos de los <fracasos jardineros> se dan por querer cultivar ejemplares que evolucionaron en condiciones muy distintas a las que les brindamos.

Saber el origen nos permitirá recrear las condiciones óptimas o no adquirirlas para que no sufran en vano.

Bien, comencemos por conocer el estrés por temperatura y por radiación solar.

Estrés por temperatura

Como bien sabes, las plantas crecieron y evolucionaron en un determinado bioambiente con un clima, un suelo y otras plantas compañeras de viaje. Dentro de las adaptaciones están aquellas que quedan definidas por la temperatura óptima de crecimiento, las máximas y las mínimas que puede tolerar sin sufrir daños irreversibles.

  • El exceso de calor: provoca en las plantas daños fisiológicos y/o metabólicos como la inactivación de encimas. A menudo, está asociado con el estrés hídrico por falta de agua. La orientación y enrollamiento de las hojas son mecanismos que utiliza la planta para superarlo, pero si no lo hace habrá necrosis y hojas secas, incluso los tallos jóvenes se pueden ver afectados. Las plantas evapotranspiran más agua de las que son capaces de absorber por las raíces.
  • Exceso de frío: puede causar daños en la fisiología y en la estructura de nuestras plantas. Cuando se produce una “helada” la temperatura baja tan rápido que el agua contenida en las células dentro de una estructura llamada vacuolas se congela formando cristales que las rompen. Por eso cuando vuelve a subir la temperatura tenemos el aspecto de quemado en las hojas y estas pierden la turgencia característica.

Cuando las plantas sufren estrés por frío, sin que sea extremo como el visto recién, tienden a detener su crecimiento absorbiendo menos agua y a acumular azúcares que harán que el punto de congelamiento del líquido contenido en las vacuolas sea más bajo.

Estrés por falta o exceso de luz

La luz es la fuente de energía para la fotosíntesis. Cada variedad tiene sus propias necesidades y está relacionada con la producción de carbohidratos y oxígeno.

Solemos clasificarlas de modo arbitrario como: plantas para pleno sol, sombra parcial o de interior de acuerdo con las condiciones de luz y de sol ideales para cada una.

La falta o el exceso de estos influye también en su crecimiento y desarrollo entendiendo a este último como la capacidad de florecer y dar frutos.

Un exceso de luz solar puede quemar las hojas y el resto de la planta. Si las condiciones persisten la planta no se recuperará.

Por otro lado, la falta hará que la planta crezca en búsqueda de ella estirando los tallos (ahilamiento o etiolado) y observaremos también una pérdida de color por la falta de clorofila en sus hojas.

Si nos encontramos con exceso el cambio de lugar de la planta debe ser rápido, en cuanto a la segunda situación deberemos llevarla al lugar ideal para ella si es una planta de interior, pero para la que requiere de pleno sol deberemos aclimatarla pasando por un lugar intermedio y evitar que se queme por acción de la luz.

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