CURIOSIDADES

La reina Isabel II deja Buckingham

La soberana decidió abandonar el palacio londinense, ¿dónde vivirá?

Estamos acostumbrados a ver la vida de las grandes personalidades del mundo, pero, ¿dejar un palacio para irse a vivir a otro lado? ¡Es impensado! Sin embargo, la reina Isabel II decidió irse del palacio de Buckingham, ¿dónde vivirá? Isabel II convirtió Windsor en su cuartel general de forma permanente, pues el enorme palacio nunca fue de su agrado.

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Fuente: Twitter

El inmenso edificio londinense tiene alrededor de 77.000 m cuadrados y cuenta con 775 habitaciones, más de 1500 puertas y 760 ventanas. Una propiedad muy grande para la mujer que, apenas puede recorrerla.

Pero, la reina Isabel II llegó por mera casualidad a este lugar y, sobre todo, a convertirse en reina. Según parece, la mujer no nació en “cuna de oro” ni mucho menos como heredera de un centro monárquico. Entonces, ¿cómo llegó ahí?

Su padre era entonces el segundo hijo de Jorge V y hermano pequeño del futuro rey, pero la abdicación del primogénito, Eduardo VIII, cambió su destino, lo convirtió en monarca y, a su hija, en futura reina.

Y eso ancló a Isabel a un palacio en el que no había vivido nunca y que jamás le gustó. Y, aunque en sus 95 años de vida ha podido hacer y deshacer ciertas cosas a su antojo, nunca había dado el paso definitivo de marcharse de esa inmensa mole capitalina. Hasta ahora.

Isabel II
Fuente: Twitter

Tras 70 años de reinado, Isabel II, ha decidido a darle un último adiós a su palacio menos favorito de todos en los que suele vivir. Así lo ha avanzado la edición dominical del diario The Times, que afirma que la monarca ha decidido cambiar definitivamente Buckingham por el castillo de Windsor, donde hasta ahora pasaba los fines de semana, además de la Semana Santa y, en junio, los días de las carreras de Ascot.

Dos años lleva ya Isabel II viviendo de forma prácticamente continua en Windsor, una pequeña y recoleta localidad situada a una hora de Londres cuyo castillo se alza sobre un promontorio, dominando sus verdes valles.

Allí decidió mudarse cuando llegó la pandemia junto a su esposo, Felipe de Edimburgo, fallecido hace un año. Y allí se ha recuperado su majestad británica del Covid-19.

Como es habitual, y cuando la pandemia se lo ha permitido, la reina ha seguido viajando a Balmoral, en Escocia, su residencia favorita en los veranos; y a Sandringham, donde suele pasar la Navidad y a la que está muy unida sentimentalmente al ser un lugar de reuniones familiares y, también, donde falleció su padre.

palacio isabel II
Fuente: Twitter

Cuando está allí, si no tiene muchos invitados, en vez de en la residencia principal prefiere alojarse en una pequeña granja de ladrillo que su esposo decidió rehabilitar en los años setenta.

Pero Windsor siempre ha sido el lugar favorito de Isabel II, donde encuentra refugio y consuelo. Allí pasó su infancia y su primera adolescencia cuando sus padres decidieron alejarlas a ella y a su hermana, la princesa Margarita, de los bombardeos sobre Londres durante la II Guerra Mundial.

Ahora, además de pasar allí los fines de semana, se ha convertido en escondite perfecto para evitar las multitudes, pero lo suficientemente cerca de Londres como para recibir visitas, ya sea de familiares o del primer ministro de turno, o para organizar ciertos festejos. Su incendio, en 1992, fue lo que terminó de rematar a la reina en su autodeclarado annus horribilis.

Ahora, según The Telegraph, ha tomado la decisión porque se siente más cómoda allí, lo mismo que le ocurre en Balmoral, y ella misma tenía claro que en este momento de su vida era prioritario el confort.

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Castillo Windsor. (Twitter)

Su carga de trabajo es menor, sus tareas más ligeras, y Windsor tiene la capacidad de acoger al personal necesario para darle la suficiente cobertura a la monarca. Buckingham le resulta demasiado frío, grande e impersonal.

Un análisis de ese diario explica que en 2011 la reina pasó 109 noches en Buckingham, mientras que en 2015 fueron 88; en Windsor, en 2011 fueron 119 mientras que para 2015 habían crecido hasta 159. Además, está la cuestión de que el gigante londinense lleva más de seis años de obras, lo que hace su estancia aún más incómoda. Según ha explicado una fuente cercana a la familia a The Times, la reforma no acabará hasta 2027, lo que hace del lugar algo casi inhabitable, porque entre otras cosas se está cambiando su instalación eléctrica, que data de los años cuarenta.

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Castillo Windsor. (Twitter)

También la configuración actual de la familia real ayuda a soplar a favor de Windsor. Los miembros activos son menos, pero sus actos tienen peso. La reina acude a cada vez menos actividades de forma presencial, delegando muchas de ellos en su hijo Carlos, el heredero; en sus otros hijos, Ana y Eduardo (Andrés ya está fuera del esquema real); y en su nieto mayor, Guillermo, y la esposa de este, Kate, los principales activos de la corona hoy.

Por tanto, ella puede permitirse permanecer en Windsor, gestionar correspondencia, recibir ciertas visitas y estar más cómoda y tranquila que en Buckingham, rodeada de naturaleza y de sus caballos.

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