CURIOSIDADES

Pequeño departamento que desborda personalidad, luz y estilo

Además de ser un espacio perfecto para trabajar, este pequeño departamento refleja la personalidad única de su propietario.

Un pequeño departamento rebosante de luz y personalidad. ¿Qué hace un taller en el ático, “el mejor de los departamentos”? No lo sabemos. Pero el azar hizo que una joven pareja encontrara un espacio de trabajo de 40 metros cuadrados en lo más alto de un edificio de viviendas de los sesenta, en la localidad barcelonesa de Argentona.

El taller estaba muy compartimentado y lleno de trastos, pero contaba con dos hermosas terrazas e increíbles vistas del Maresme y decidieron dar allí forma a su primer hogar. “Quizás en la época era habitual tener un local comercial en el ático, pero yo no lo había visto nunca”, explica Alex March, el interiorista encargado de la reforma.

Desde el principio estuvo claro cuál sería el principal reto de la reforma: “elegir bien el tamaño de cada espacio y la ubicación de las cosas”. A pesar de las dimensiones reducidas, los propietarios necesitan incluir en la vivienda un vestidor y un despacho, lo que claramente dificultaba la distribución.

“Descompartimentamos hasta donde pudimos”, dice March, “había que sacarle partido al espacio reducido, que todas las estancias tuvieran dignidad y no perder la iluminación cruzada. Somos responsables de que luego el cliente viva a gusto, no vale quitar espacio de la recámara para que me quede una sala más bonita”.

Encontrar un estilo propio

Argentona se encuentra en el interior del Maresme, en un entorno mediterráneo de amplias zonas de pinares y con una gran tradición artesana, en concreto alfarera. Los propietarios del pequeño departamento querían trasladar esa esencia de la zona a su vivienda. “El Mediterráneo está, es inevitable, porque el inmueble está donde está, la estructura de vigas diagonales del techo es muy de aquí y se quería preservar”, añade el interiorista.

El gran acierto de March ha sido alejarse de estéticas mediterráneas más clásicas y manidas, en las que imperan los beiges y tierras y los toques más rústicos, y evolucionar hacia algo más elevado.

Comenzó incluyendo toques de contraste de blanco y negro, seña de identidad del interiorista: “Se trata de destacar la oscuridad de los espacios porque, como nosotros, los interiores también tienen esos dos lados y creo que nos acerca un poco más a la realidad”.

Fuente: Flavia Ribeiro.

Siguió con una selección de mobiliario de autor, piezas anónimas de los sesenta y setenta y arte contemporáneo. Sillas de Miguel Milá o Jordi Vilanova conviven como si hubieran estado destinadas para ello con el expresionismo abstracto de Iñaki Moreno. Y, entre todas ellas, decoración de autor desconocido. “A mí me encanta buscar objetos sin autor. Es cierto que hay piezas que son casi mitologías de las que no te puedes deshacer, son tan bonitas que hay que ponerlas, pero esas piezas menos conocidas hacen que cada vivienda tenga su personalidad”, explica.

Una de esas piezas anónimas es la silla catalana de seis patas, una de las favoritas de Salvador Dalí. March la ha reeditado en su proyecto Galarina, con el que devuelve al mercado diseños atemporales, y la ha incorporado en este proyecto en la terraza que da al norte.

El Mediterráneo

Y terminó con “un lento proceso de descarte” para conseguir una mezcla ecléctica pero en su justa medida por la que se distingue el conjunto. “Es un proceso mental que te llevas a tu casa, al baño”; un proceso de probar, seleccionar entre la abundancia y eliminar. “Hay interiores barrocos o híperminimalistas maravillosos pero a mí lo que me hace feliz es encontrar la medida justa de las cosas, el equilibrio. Quizá mis espacios a veces pueden parecer vacíos pero prefiero no caer en la exageración y este proyecto me lo pedía así. No me gusta coger un espacio de 40 metros cuadrados y atiborrarlo de pinturas y de platos de pared”, dice.

Y termina el interiorista: “Creo que hemos dado con un estilo mediterráneo diferente y mucho más interesante. Me gusta buscar caminos y personalidades propias dentro de estilos marcados, me parece más honesto. De la misma forma que en la arquitectura de exterior conviven edificios de hace 300 años con obra nueva, anónimos y con firma, me gusta que esa realidad de distintas épocas también conviva en los interiores. Lo bueno es que en tu casa tú puedes elegir con qué hacer la mezcla”.

Fuente: Flavia Ribeiro.

Fuente: Ad Magazine.

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